Al Guardia Civil Muerto.
El charol de su tricornio
brilla como la conciencia,
la bandera Nacional
se posa en sus manos muertas.
En todos sus compañeros
hay lágrimas de impotencia,
y en su mujer y en sus hijos
sólo hay lágrimas de pena.
Alguien dice que es el precio,
que exige el nuevo sistema,
pero las deudas las paga
sólo aquel que tiene deudas,
y no es justo que esta muerte
pague las deudas ajenas.
¡Maldito rencor marxista!
¡maldita pólvora negra ¡
¡ maldito el que hace el camino,
para un perdón sin enmiendas!
cuantos esconden la mano
después de tirar la piedra
Que Dios bendiga tu sueño
y que premie tu inocencia,
yo te juro que algún día
liquidaremos tu cuenta.
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